Sentido común en Navidad
Estos días pasados, con el epicentro en la celebración de Nochebuena y Navidad, además del festivo este año de San Esteban, ofrecen multitud de comentarios en las reuniones familiares o con amigos, además de observaciones de interés.
El sentido cristiano de estas fiestas se ha ido perdiendo, pero tal vez por eso mismo se observa –y se comenta– un renacido interés de algunos para que haya belenes en casas y despachos, como reacción a un planteamiento de meras vacaciones, copiosas comidas y cenas. Lugares donde otros años no se ponían belenes han visto este año cómo se recupera esta tradición. No sé si es mera apreciación personal o es algo generalizado, pero es una muestra de preservar el sentido de estas fiestas, que a mí me parece positivo.

Las tragedias humanas, los sucesos, ocupan buena parte de los medios de comunicación, con frecuencia abriendo un informativo o en la portada de un diario. El “éxito” que tienen en audiencia y lectores parece justificar su amplia cobertura, pero por eso mismo se requiere un esfuerzo especial para humanizar este tipo de acontecimientos, y hasta poner en entredicho que sean lo más importante para un medio de comunicación. Desde luego, no lo son para quienes pensamos que la información debe ayudar a dignificar a la persona, recogiendo la realidad que más ayuda a las personas, huyendo del sensacionalismo y buscando la calidad de la información siempre.