UNA VISIÓN TERRIBLE
Veintinueve de octubre de dos mil veinte.
En mi descanso de media mañana, he puesto la Sesión del Congreso de los Diputados en la que, entre otros puntos, se debatía la aprobación del estado de alarma o algo parecido.
Lo he puesto desde el inicio y he podido ver a un Ministro (plenipotenciario, eso sí) exponiendo una cuestión para la que pedía el apoyo de toda la Cámara. Haciendo el “trabajo” del Presidente, que se encontraba presente y presenciando el acto, como si la cosa no fuese con él.
Yo no sé de leyes ni de reglamentos de la Cámara pero, a mi corto entender, el tema, la petición que se hace, las medidas que comporta y el alcance a las personas y sectores a los que afecta su aprobación o no, bien merece, como mínimo, la exposición por parte del máximo responsable. Éste, cuando la presentación ha terminado, ha hecho mutis por el foro y ha desaparecido, como si de lo que allí se tratase fuera cosa menor.