Opinión

DECEMBRE

Marca el final i el principi del cicle anual, motius pels quals es important, significatiu, potent, i es veu en la paremiologia. Era el darrer mes de l’any romà primitiu, el decim (decem > decembris), i continúa en la mateixa posicio, pero canvià al duodecim lloc en incorporar-se giner i febrer.

En el mon occidental inclou la celebracio religiosa mes important del calendari: la nativitat de Jesus (25 decembre), que se solapa en l’aniversari de Mitra, el deu persa del Sol, i que va parell –en diferencia d’uns dies– en el solstici d’hivern (21-22 decembre).

El simbolisme pagà i cristia son pareguts: el naiximent del Sol, el triumf de la llum, i l’epifania de Jesus, que nos redimirà del pecat original i nos salvarà.

Com en uns atres casos, l’Iglesia Catolica cristianisà cults precedents: les saturnals (o saturnalia, en llati).

Expertos ocultos

El Ministerio de Sanidad tiene diez días para dar a conocer los nombres del comité de expertos que asesoró al Gobierno en la desescalada por comunidades autónomas en la pandemia. Se lo ha hecho saber el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno. Esos nombres los pidió un abogado el seis de mayo, al negarse Fernando Simón a hacerlos públicos. El Ministerio puede recurrir esa decisión en los juzgados centrales de lo contencioso-administrativo, y para ello tiene dos meses: espero que no cometa ese error de alargar la lamentable falta de transparencia. El Ministerio alegó “motivos de protección de datos”; el Consejo de Transparencia ha dicho que “prevalece el derecho de acceso a la información pública”.

La enseñanza concertada como servicio público

El martes pasado, Carlos Herrera le dio un repaso a un senador del PSOE,  Miguel-Ángel Heredia, por llamar a “no educar a los pijos con dinero público”.  En síntesis, Herrera le dijo que era un indocumentado, que la enseñanza es un servicio público y que lo cumplen también los centros concertados, y que los servicios públicos son para todos, y que es preferible financiar a “pijos” que a políticos que van de prostitutas con los fondos de EREs en Andalucía. Vamos, que le dio un repaso en toda regla al senador socialista.

Lo que deseamos todos es que los servicios públicos funcionen bien: tenemos derecho porque pagamos impuestos. El Estado está para servir con sus bienes e ingresos a los ciudadanos.

Gramatica, ZERO; dogma, CENT

El diari Levante-EMV, des de mitant de setembre, nos està oferint als llectors un curset concentrat de llengua, de la ‘bona’: Gramàtica zero, dels filolecs Josepa Melià i Francesc Esteve i en l’aval del Servei de Política Lingüística - Universitat de València.

En l’unitat 4 (p. 25), sense gramatica, pero en molta ‘norma’, trobem la primera ¿barbaritat?, ¿manipulacio?, ¿mentira?. Es tracta del canvi de preposicions davant d’un infinitiu i prescriu que

verp + en / amb + infinitiu →    verp + a + infinitiu

Va tardar molt en netejar la casa →     Va tardar molt a netejar la casa

Es conforma amb gestionar la botiga →     Es conforma a gestionar la botiga

Disparates educativos

La “marea naranja” ha llenado muchas calles y plazas de España protestando contra la ley Celaá. En otras ciudades, como por ejemplo las tres capitales de la Comunidad Valenciana, no se ha celebrado este pasado domingo, pero la plataforma “Stop Ley Celaá. Más plurales” ha estado y está muy activa, pues el conseller Marzà ha intentado en cinco años hacer de estas tierras amantes de la libertad lo que Celaá pretende: un totalitarismo educativo que anule la enseñanza concertada y el castellano, entre otros objetivos, ninguno que redunde en una mayor calidad educativa, al revés.

Para recurrir la LOMLOE

Apuntes para recurrir la Ley Orgánica de Modificación de la LOE (LOMLOE)

La Constitución Española de 1978 en su artículo 27 recoge simultáneamente el derecho a la libertad de enseñanza y el derecho a la educación como derechos públicos subjetivos. Es la primera vez, en la historia constitucional de España, que se integran la libertad en la transmisión del saber y la efectividad en el acceso a su recepción. El artículo 27 concilia los principios constitucionales de libertad e igualdad.

A lo largo de nuestra historia constitucional, libertad de enseñanza y derecho a la educación rara vez han sido reivindicados simultáneamente. Se han presentado como postulados excluyentes, manifestando el enfrentamiento entre dos tipos de enseñanza, una laica y otra confesional, y entre dos tipos de escuela, la pública y la privada. Esta polémica, aún hoy, no está superada plenamente, a pesar de la función pacificadora del Tribunal Constitucional.

La ley Celaá ignora la calidad

Por supuesto en privado y subrayando que no diga su nombre, un líder socialista me comentaba que lo que más le sorprende y le indigna es que la ley Celaá ignora la calidad, que atiende a otras finalidades, y que eso en una ley de enseñanza es dramático, porque es como cavar su tumba, y la de millones de españoles empobrecidos educativamente durante años, si la ley sale adelante y si está en vigor unos cuantos años, que está por ver.

Es un líder socialista muy conocido, pero ahora acomodado por el propio PSOE en un cargo de los denominados “de confianza”, y dice que no se siente con fuerzas para alzar la voz, porque en el partido hay pánico a disentir y certeza de que Pedro Sánchez corta por lo sano la disidencia, ya que para él no es de confianza quien discrepa.

Así es y así actúa el presidente del Gobierno. Otra cosa distinta es la responsabilidad del PSOE -que la tiene- en permitir lo que está permitiendo a este Gobierno, para daño de todos los españoles, y que esperemos no sea muy duradero.

Caraduras

En una universidad pública de la Comunidad Valenciana, durante los meses del Estado de Alarma, el personal del Servicio de Deportes no trabajó nada: universidad cerrada, confinamiento, y nadie haciendo uso de las instalaciones deportivas, lógicamente, por estar cerradas. Alguno de ese personal fue visto con frecuencia jugando al golf, no un día ni dos, sino semanas, meses. Tal vez cierta honradez profesional, sea el trabajo que sea, puede llevar a plantearse lo más ético en esas circunstancias, percibiendo un sueldo completo por no trabajar nada: estudiar, repasar, planificar o algo que esté vinculado con su trabajo, sin exhibir innecesariamente su situación, en una tragedia sanitaria y económica como la que vivimos. Uno de ese personal que no trabajó nada –al menos que se conozca– durante meses, al reincorporarse trabajó un sábado, y reclamó que se le pagara como horas extras. No sé si se le ha pagado como extras, pero ya la petición es de caradura.

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