PLAN DE PAZ PARA UCRANIA

En principio debemos agradecer a Trump por sus esfuerzos orientados a conseguir la paz en Gaza y en Ucrania. Por el momento se trata de una gratitud provisional y cauta. Ya hemos visto que la paz en Oriente Medio ha conseguido dar algunos pasos adelante pero sigue causando víctimas, aunque no con las escalofriantes cifras del tiempo previo al alto el fuego.

Con el trabajo en Oriente Medio incompleto, Trump se ha lanzado a intentar una operación pacificadora en Ucrania igualmente difícil, si no aún más.

Después de dialogar con Putin en Alaska y de hacerlo con Zelenski y con la Unión Europea en Washington, se frustró el lógico tercer paso que hubiera sido la cumbre trilateral entre los Estados Unidos, Rusia y Ucrania, para la que ya se había incluso elegido el lugar idóneo: la Hungría de Orban.

Pronto se notó que el terreno no estaba aún preparado y que el encuentro hubiera fracasado por lo que el equipo de Trump preparó un plan detallado que a lo largo de 28 puntos debía sentar las bases para acabar con la guerra, con las muertes y destrucción incesantes, buscando evitar nuevos conflictos entre los dos contendientes e igualmente acabar con el clima de inseguridad reinante en Europa.

Un plan de paz antes de convocar la cumbre parecía necesario y si consideramos los 28 puntos de Trump como un borrador, el documento puede ser válido, aunque será necesario introducir muchas correcciones.

En síntesis, lo que el texto hace es reconocer la soberanía de una Ucrania que habría perdido el 20% de su territorio, es decir, todo el espacio conquistado por Rusia desde Crimea hasta el Dombas. En conjunto representa un área de unos 120.000 Kms2, cuatro veces la superficie de Bélgica.

Esa nueva Ucrania debería reducir su ejército a 600.000 soldados, , debería también renunciar a ingresar en la OTAN, aunque no en la UE, tendría que convocar elecciones legislativas en un plazo de cien días y conocería el comienzo de la reconstrucción territorial contando con la contribución de Europa y de los Estados Unidos.

En conjunto, tal como dijo Zelenski, enfrenta éste un dificilísimo dilema porque o pierde el honor o pierde el apoyo indispensable del aliado norteamericano. Trump espera que Zelenski responda antes de este jueves 27.

Una primera lectura del plan denuncia que está claramente desequilibrado en favor de Rusia, es decir, en favor del país agresor, el que empezó la guerra y ha causado destrucción y muerte en su vecino.

Un nuevo enfoque que intentara ser justo debería descompensarse en el sentido contrario, es decir procurando favorecer al país que sufrió la agresión, al país víctima al que debería permitirse decidir su futuro libremente, siempre que no pusiera en riesgo el futuro de la región.

En los próximos días habrá que trabajar duro para alcanzar un texto aceptable en la convicción de que la futura relación entre Ucrania y Rusia difícilmente va a poder ser amistosa. Al menos hasta que el tiempo sea capaz de sellar los agravios conocidos.

La Unión Europea, Los Estados Unidos y Ucrania están trabajando en Ginebra intentando mejorar el borrador americano. Lo ideal sería alcanzar un texto equilibrado que satisficiera por igual a las partes. O, por el contrario que disguste por igual a Kiev y Moscú.

Ahora bien, si el texto debe desequilibrase en alguno de los dos sentidos, Ucrania se merece, como país agredido, que se haga en su favor.

Imágenes: Prensa Latina, La Silla Rota

  • Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho. 
    Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993. 
    Primer Embajador de España en Macedonia en 1995. 
    Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.