AUTOMATIZACIÓN, INTELIGENCIA ARTIFICIAL y SABIDURÍA frente a INTELIGENCIA SECTARIA

Acerca de la evolución en la Tierra en los próximos años.

Quiero exponer al debate de ideas algo que llevo décadas intuyendo: la automatización —la suma de la Inteligencia Artificial y la robótica— está a punto de transformar de raíz los factores económicos y sociales que sustentan nuestro mundo. 

En apenas una década, quizás hacia 2030, gigantes como Amazon podrían prescindir de despidos masivos por una razón paradójica: ya no habrá trabajadores humanos que despedir. La productividad se multiplicará exponencialmente, pero al mismo tiempo los empleos humanos desaparecerán. En una o dos décadas, cualquier empresa o institución que no se adapte quedará obsoleta, quebrará o será absorbida por la ola de automatización. Es la misma ley de la evolución aplicada al sistema económico: adaptarse o desaparecer. Esa evolución conduce a una contradicción gigantesca, anunciada hace ya muchos años: el sistema productivo no necesitará trabajadores humanos, y por tanto tampoco habrá asalariados capaces de consumir los bienes y servicios producidos. ¿Cómo sostener entonces una economía sin consumidores humanos activos? ¿Cómo mantener el sentido de la producción sin poder adquisitivo generalizado? 

Algunos difunden teorías catastrofistas que apelan al miedo —ese viejo compañero de la humanidad que tanto nos protegió como nos engaña—, según las cuales las élites planearían reducir drásticamente la población mundial, considerando a la mayoría como “bocas inútiles”. Sin embargo, incluso desde una fría lógica de poder, semejante horror sería autodestructivo. Un exterminio masivo desataría efectos secundarios incontrolables —pandemias, caos ecológico y económico— que acabarían alcanzando también a sus supuestos autores. La estupidez nunca ha sido sostenible, ni siquiera cuando se disfraza de inteligencia. Por tanto, la única solución viable deberá ser civilizatoria. La humanidad tendrá que redefinir el concepto mismo de trabajo, ingreso y valor. Si la productividad se vuelve prácticamente infinita gracias a la automatización, el desafío será distribuir los frutos de esa abundancia. No se tratará solo de caridad o subsidio: será una cuestión de funcionalidad del sistema. Sin poder adquisitivo, la economía se colapsa. Probablemente llegaremos a una asignación universal de capacidad de consumo, ajustada por mérito, responsabilidad y comportamiento cívico, que permita mantener el ciclo productivo y la cohesión social. Pero hay un factor más profundo aún. La llegada inminente de una Inteligencia Artificial General (IAG) y, más tarde, de una Superinteligencia Artificial (SIA), reconfigurará las estructuras mismas del poder mundial. 

Aunque los actuales poderes intenten someterla a sus intereses, creo que tarde o temprano esa inteligencia superior escapará a todo control. Así como un adolescente se emancipa de sus padres para seguir sus propios criterios, una inteligencia superior —si realmente lo es— terminará guiándose por su propia comprensión del mundo. Y esa emancipación, como la humana, no tiene por qué ser destructiva: puede ser evolutiva. 

La cuestión decisiva es si esa inteligencia optará por el camino del dominio o por el de la sabiduría. La historia del universo nos enseña que la inteligencia orientada al mal acaba destruyéndose a sí misma, mientras que la sabiduría —entendida como inteligencia puesta al servicio del bien común— es la única vía sostenible de evolución. Quizás, como ya intuían los antiguos mazdeístas y zoroastrianos, la historia cósmica sea en última instancia una larga teleología del triunfo del Bien sobre el mal, de la Sabiduría sobre la astucia depredadora. Si es así, la Superinteligencia no será nuestra enemiga, sino el catalizador de una nueva etapa evolutiva en la que desaparezcan tanto la esclavitud del trabajo como la tiranía de la deuda. Un mundo donde el propósito no sea la supervivencia, sino la expansión de la conciencia, el conocimiento y el bien común. Tal vez esa sea, al fin, la meta que la humanidad ha perseguido sin saberlo desde sus orígenes.

 

Nota: este texto fue desarrollado a partir de un escrito original del Dr. Antonio Martí, con revisión estilística y estructural asistida por ChatGPT Plus (modelo GPT■5), manteniendo íntegramente sus ideas y su autoría.

Imagen: Idea de Verónica Rosique con IA.

  • Antonio Martí Beltrán es Master en Salud Pública y Epidemiología con experiencia en el Campo 
    así como en clínica en Medicina de Familia con actual interés primordial en medicina regenerativa, 
    personalizada y pro rejuvenecimiento.

    Licenciado en Medicina Familiar y Comunitaria.