Aumentan los “ninis”

No soy de los que piensan que en España todo o casi todo va mal: hay de todo, se vive bastante bien, hay muchas oportunidades, y a la vez hay un cierto pasotismo para pensar, para pensar un poco más en lo que nos sucede, y actuar en consecuencia. En la vida cotidiana, en el mundo profesional, en la educación, abunda la queja, en vez de buscar soluciones que aparquen los complejos, la inercia, la pereza o el sectarismo.

Los “ninis” han vuelto a aumentar en España en 2024: un 10% de los jóvenes ni estudia ni trabaja. Ese 10% supone la friolera de 534.240 jóvenes de entre 15 y 24 años que ni estudian ni trabajan. Más que preocupante, pues hay plazas escolares que sobran, enseñanzas de FP que no se llenan… y sectores económicos que no encuentran trabajadores, como es el caso de la hostelería, la construcción, talleres mecánicos, y un largo etcétera. Prefiero no detallar más, pero pasa también en Teruel, lo sabemos.

España cerró el año 2024 con 940.000 menores de 30 años que ni estudian ni trabajan, de forma que los jóvenes de entre 15 y 24 años suponen el 56% del total de “ninis”. Esto indica que la problemática se concentra sobre todo en quienes acaban de abandonar el sistema educativo (independientemente de si han terminado sus estudios o no) y teóricamente les gustaría incorporarse al mercado laboral.

Los jóvenes españoles tardan mucho en independizarse y labrarse una vida personal, profesional y familiar. Viven mucho mejor con los papás, y alegan la carestía de la vivienda de alquiler o en propiedad, así como sueldos bajos. Hace poco, dos responsables de talleres mecánicos me han comentado que no encuentran jóvenes para trabajar, porque les falta preparación, les parece duro y cobran poco, pero les cuesta entender que cobrarán más si se especializan y son competentes de verdad.

¿Se puede achacar a los “ninis”, o bien a sus padres? Algunos de esos jóvenes, no pocos, gastan sin problema el fin de semana, o se han ido de viaje el pasado fin de semana Inmaculada con amigos al extranjero. Y sus padres se lo pagan. Nos pasa poco.

La clave de la educación está en la familia, no en los centros escolares –los que algunos jóvenes ni van, o con una alta dosis de indisciplina e irregularidad-, ni en las redes sociales ni en las amistades. Los matrimonios rotos suelen afectar a los hijos.

Hablando con profesores de esos jóvenes, me sigue llamando la atención su elevada tensión ante la falta de interés y mínima disciplina de muchos jóvenes. “Me encuentro lo que me encuentro, yo no puedo hacer nada, salvo jubilarme lo antes posible”, es la respuesta que he oído en varias ocasiones. A la vez que apostillan: “No tiene nada que ver con lo que tú o yo vivimos de chavales”.

Por otro lado, la caída de natalidad ya hace mella en las aulas. Se quiere seguir viviendo de subvenciones, subsidios y ayudas, y a la vez nos quejamos de la creciente subida de impuestos y tasas, por ejemplo con la inútil baliza V16, ¡que ningún país en el mundo tiene, pero que supondrá unos buenos ingresos por el IVA al Estado! Algo falla.

  • Javier Arnal Agustí es Licenciado en Derecho y periodista.
    Escribe, también, en su web personal.