Obras indignantes
Las obras de la Avenida Lidón superan todos los calificativos de enfado, esperpento e indignación. Ha habido manifestaciones de vecinos, que no han servido para nada. Como una apisonadora, las obras siguen avanzando, a la vez que aumentan las molestias y la indignación. La pregunta es siempre la misma: ¿Qué sentido tiene gastar más de 3 millones de euros en unas obras que nadie pedía y perjudiciales para comercios, colegios y vecinos? Que le pregunten, por ejemplo, a los directivos, familias y alumnos del colegio de la Consolación, con 1.200 alumnos.
La pregunta es recurrente. ¿Por qué y para qué las está llevando a cabo el ayuntamiento de la capital de La Plana? No parece razón suficiente que la mitad se pague con fondos europeos. La respuesta que suele aportarse es porque el ayuntamiento quiere parecer moderno, progresista, sostenible, con unas obras que dificultan y restringen el tráfico de coches, cara a las elecciones de 2023. ¿Esas obras dan votos? Creo que quitan.