Torreciudad
Soy de los que piensan que, al hablar o escribir de la sociedad actual y en particular de los jóvenes, se simplifica en exceso, con tendencia a destacar lo negativo. Parece que resaltar lo positivo suene a no percibir los problemas. Lo positivo permite construir, avanzar. Hay una tendencia a ejercer de “escarabajos peloteros”, recogiendo la basura, la podredumbre, lo deleznable. Del pesimismo a la pasividad, hay un paso.
Mientras escuchaba en Torreciudad, el pasado sábado, al obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, dirigiéndose a 10.000 personas -unas 200 de la provincia de Castellón- que allí nos congregamos con motivo de la 30 Jornada Mariana de la Familia, por mi cuenta reflexionaba. Dijo Elizalde que la familia es la mejor escuela de voluntariado, y agradeció a los voluntarios su abnegada tarea de dos días en esa Jornada: calculo que más de un centenar de voluntarios, veinteañeros la mayoría: el aplauso fue atronador. Un grupo de ucranianos, al presentar una ofrenda, recibió un emotivo aplauso general.