Con nocturnidad y alevosía; con rapidez pero en silencio, sin ningún revuelo mediático; a sabiendas que está cometiendo un delito; cual vil delincuente que asesta un golpe a su víctima, así es como la Comisión Europea ha negociado un nuevo Acuerdo Comercial con Marruecos para trampear una sentencia judicial del TJUE, y así es, también, como el Consejo de la UE, inductor y autor intelectual del delito, la ha bendecido.
El pasado 01 de Octubre, tras una negociación exprés de la Comisión Europea con Marruecos de tan solo 5 dias (del 10 al 15 de septiembre), el Consejo de la UE aprobaba el Nuevo Acuerdo Comercial con Marruecos, a tan solo 4 días de que entrara en vigor la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE, que suspendía el Acuerdo Comercial con Marruecos en vigor por exportar, como marroquíes, productos agrícolas cultivados en el Sahara Occidental.
La variación más significativa para sortear el fallo es la invención de un concepto tramposo y opaco: “etiquetado de origen por subregiones”, de modo que los productos procedentes del territorio ocupado aparezcan como “Laayún-Sakia El Hamra” o “Dajla/Dakhla-Oued Eddahab” en lugar de figurar abiertamente como “Sáhara Occidental”. Esta fórmula, presentada como transparencia para el consumidor, evita nombrar el territorio y, en la práctica, permite la exportación desde un territorio no marroquí pese a la jurisprudencia (1)
En suma, cambian las etiquetas, no la sustancia: sin consentimiento del pueblo saharaui, el maquillaje jurídico sigue siendo impugnable.
Aunque el acuerdo proclama beneficios para el “pueblo saharaui”, lo cierto es que no consta su consentimiento para aplicar el pacto en el territorio, tal y como exige el Tribunal de Justicia de la UE (2)
Este acuerdo no es más que una farsa legal con apariencia de legitimidad. Se trata de una meditada operación de maquillaje institucional: se viste de transparencia con un etiquetado diferenciado para los productos del Sáhara Occidental, pero en realidad consagra la misma ilegalidad que el TJUE ya ha señalado en múltiples sentencias. Se sustituye el consentimiento del pueblo saharaui por simples “consultas” a actores locales designados por Rabat, y se pretende hacer pasar esta trampa jurídica por respeto al Estado de derecho europeo.
El talante antidemocrático ya lo mostraron algunos políticos al poco de publicarse la sentencia. Varios medios, entre ellos el ABC titulaban una noticia sobre las reacciones del Ministro de Agricultura Planas ante la sentencia: ─Planas dice que las relaciones UE-Marruecos están por “encima” de la sentencia del TJUE─. Por otro lado, la publicación europea Swiss Info publicaba las reacciones del propio Consejo de la UE, en términos totalmente inaceptables para un órgano que dice ser democrático. Entre otras lindezas soltó la siguiente aberración propia de las tiranías: “fijar la política exterior de la UE no está entre las competencias del tribunal, sino en las del Consejo (los países), señaló la fuente, para la cual el dictamen emitido sobre los acuerdos con Marruecos «no está lejos de un abuso de poder»”.
No es un capricho del TJUE, ni un exceso de protagonismo de los jueces en querer intervenir en la política comercial de la UE, como acusan descaradamente los políticos del Consejo y nuestro ministro Planas. No acatar la sentencia de los jueces es propio de totalitarios. Quien no respeta la justicia, no merece ser respetado.
El TJUE fundamenta su decisión en el derecho a la autodeterminación del pueblo Saharaui, reconocido por la Corte Internacional de Justicia (dictamen consultivo de 1975) y sucesivas resoluciones de la Asamblea General de la ONU que lo reconocen y reafirman, sin que el texto actual lo garantice ni lo condicione (3).
Con esta actitud, la Comisión y el Consejo no solo desobedecen a su propio tribunal supremo, sino que desprecian los valores que dicen defender: el respeto al derecho internacional, la tutela judicial efectiva y la obligación de acatar las resoluciones judiciales. ¿Cómo puede exigir la UE a terceros países respeto al orden internacional, si ella misma se permite vulnerar las decisiones de su máximo órgano judicial?
El mensaje que nos da la UE a los ciudadanos es demoledor: el poder económico y geopolítico de Marruecos pesa más que los derechos fundamentales del pueblo saharaui, más que las sentencias del TJUE, más que la coherencia de la propia Unión y más que la defensa de nuestros agricultores y nuestra Soberanía Alimentaria. Y, mientras tanto, se sigue negociando a espaldas de la ciudadanía europea, con opacidad, secretismo y desprecio absoluto por la transparencia democrática.
Notas al pie
(1) Reuters: Morocco and EU reach new trade deal including Western Sahara farming products (2 oct. 2025); El País, La UE reforma los acuerdos comercial y pesquero con Marruecos (1 oct. 2025).
(2) Tribunal de Justicia de la UE, asunto C-266/16 (Western Sahara Campaign UK), y posteriores sentencias de 2021 que anularon acuerdos UE–Marruecos por falta de consentimiento del pueblo saharaui.
(3) Corte Internacional de Justicia: Dictamen Consultivo sobre el Sáhara Occidental (16 oct. 1975); Resoluciones anuales de la Asamblea General de la ONU sobre la autodeterminación del Sáhara Occidental (ej. A/RES/79/98, 2024).
Imagen: IA, MARCA
Víctor Pascual Viciedo Colonques es Presidente de la Associació de Llauradors Independents Valencians (ALIV)