Cuando Cataluña VALENCIANIZÓ SU IDIOMA
Sorprende el epígrafe, pero es correcto. Hacia 1600, Andreu Bosch se desesperaba por la tendencia extendida en Cataluña de dar supremacía “e imitar a la Lengua Valenciana” (Títols d´honor. Perpinyà, 1628).
Esta influencia también afectaba al mismo Bosch, pues, aunque critica que sus compatriotas “mudaran la vocal a, en e” (p. 27) razonaba que escribir “las nostras ciencias” era menos correcto que “les nostres ciencies”.
En las mismas fechas, el catalán Onofre Pou, con su “Thesaurus”, Ilevaba hasta Perpignan el léxico valenciano: otonyo (no tardor), chiquet y chiqueta, iglesies, chulla, mija, servisis, car-chofa, giner, puncha, etc.
Con esta inmersión idiomática (deseada, no impuesta), una parte de Cataluña y Aragón valencianizaron su idioma a fines del siglo XVI. Fuera de esta influencia quedaron la parte oriental del territorio, incluida Barcelona. Eran tiempos en que el mismo Cervantes diferenciaba la dulzura del valenciano de la ruda “lengua gascona y catalana” (Quijote, II, Cap. 60), aludiendo erróneamente al occitano como gascón.