DESPUÉS DE LA TREGUA
Este año más que nunca la Semana Santa ha sido providencial para dar una tregua al espeso ambiente político que se había gestado en España.
Durante estas Pascuas, los grandes periodistas de la radio se fueron de vacaciones, las cadenas de televisión se vieron invadidas por las habituales películas "de romanos"; incluso los periódicos parecieron bajar de tono.
Y es que no hay festividad religiosa de la talla de esta semana trágica y gloriosa que nos encoge el corazón al ponernos ante los ojos la bajeza humana de un pueblo -cualquier pueblo- que un día acogió con palmas al Salvador y cuatro días más tarde lo crucificaban. Ello ocurrió en Jerusalén hace veintiún siglos pero podría pasar hoy en cualquier parte del mundo.