ALONSO DE LA VERACRUZ
Forzosamente, y para evitar la muerte de la filosofía, que hoy se encuentra agonizante, sometida al imperio de los sofistas (sabios), los nuevos filósofos tendrán que volver los ojos a la Escuela de Salamanca y deberán remarcar, como hace dos milenios, la diferencia existente entre filósofos y sofistas, arrancando del estudio de la filosofía a quienes nunca han formado parte de su nómina, y volviendo los ojos a quienes de forma tan miserable han sido condenados al olvido: los filósofos.
Uno de estos condenados por los sofistas al ostracismo es Alonso de Veracruz, por otro nombre Alfonso (o Ildefonso) Gutiérrez, natural de Caspueñas (Guadalajara), nacido en 1507.
En la Universidad de Alcalá se formó en Gramática, Retórica, Artes y Teología, y en la de Salamanca fue alumno de Domingo de Soto y de Francisco de Vitoria, con el que le unió, además, una gran amistad.
Semejante formación le llevó a ser blanco de las aspiraciones del duque del Infantado, que le confió la educación de sus hijos.