No quisiera frivolizar pero este fin de semana ha presentado España at its best. Entre el chupinazo de los sanfermines, las 250.000 personas que se movilizaron en Madrid para participar en el desfile del orgullo gay, el XXI Congreso del PP y el Comité Federal del PSOE, España estaba que se salía.
Ya sabemos que las fiestas de San Fermín son, junto con las Fallas Valencianas y la Feria de Sevilla, las más celebradas en nuestro país y las más reconocidas en el extranjero. El Orgullo Gay tuvo este año particular audiencia por celebrarse el XX aniversario del matrimonio igualitario en nuestro país, en el que por su especial permisividad, buscan refugio personas de medio mundo donde el movimiento LGTBIQ+ no goza de tan buena salud.
El PP y el PSOE tuvieron su particular celebración. El comité socialista tuvo un aire más bien tristón, casi fúnebre. Sánchez se presentaba con el corazón tocado, en medio de una tormenta creada por los escándalos de Ábalos y Cerdán que intentaron encontrar relevo múltiple en la cuestionada Rebeca Torró y en tres suplentes, uno de los cuales -Francisco Salazar- tuvo que desmontarse por sus malos modos en el trato a sus colegas del sexo femenino. Está visto que resulta más que difícil encontrar gente decente en la cúpula socialista.
El Comité será recordado por la penalización a los puteros -"el que consuma mujeres será expulsado del partido" (sic, uf)- y por el autonombramiento de Sánchez no ya como líder o presidente sino como Capitán de la Marina mercante, encargado de llevar a buen puerto a su extraviado cargo.
Siguió recibiendo el palo de Page, solo acompañado por la alcaldesa palentina Miriam Andrés. Ambos pidieron -en solitario y entre abucheos- que Sánchez no sea el candidato en 2027. Y poco más dio de sí el Comité. Cuatro gatos en la puerta de Ferraz, la mitad aplaudiendo a Sánchez y la otra mitad pitándole.
El Congreso del PP tuvo un aire completamente distinto. Aznar y Rajoy estuvieron brillantes en sus discursos liminares recordando el ambiente carcelario en que se mueven los dirigentes del PSOE, un gobierno que nunca debió haber arrancado. Fue todo un éxito que pudieran presentarse los tres líderes unidos, cosa que resultaría imposible en el partido rival.
Feijóo fue elegido Presidente del partido y candidato a la Presidencia del Gobierno prácticamente por unanimidad (99,24%) y el flamante SG recitó la larguísima lista de cargos en que se apoyará en cuya cúspide están Miguel Tellado, como Secretario de Organización del partido y Ester Muñoz, como portavoz en el Congreso de los Diputados.
Recitó a continuación los diez principios en que moverá su ideario, que conviene retener para comprobar en qué medida se cumplen en su momento: Proyecto Nacional, Respeto a la Diversidad, Valores, Igualdad, Justicia, Dignidad, Interés General, Centralidad, Determinación y Libertad. Algo así como los diez Mandamientos de la ley de Dios que muchos aprendimos a recitar de carrerilla.
Insistió en que si en el Congreso de hace tres años de lo que se trataba era de salvar al partido que se encontraba dividido después de la salida de Pablo Casado, el objetivo hoy es salvar a España que se encuentra al borde de la quiebra, con un gobierno descarriado, con la seguridad de vencer en las próximas elecciones generales y la aspiración de hacerlo desde un centro que aglutine diez millones de votos.
Los discursos finales del Congreso tanto el de la anfitriona del acto, la Presidenta de Madrid señora Díaz Ayuso, como sobre todo el de Feijóo fueron memorables, clamando por el fin del sanchismo y elaborando un nuevo decálogo de medidas que guiarán al nuevo gobierno desde el día uno y que velarán por la regeneración democrática, la solución del atasco de la vivienda, el alivio fiscal, la mejora de los salarios medios, mejorar la sanidad, crear un plan nacional del agua, reducir la inmigración ilegal, reforzar la seguridad, clarificar la defensa y proteger la ley de lenguas.
Todo ello, Feijóo insistió, sin fijar un cordón sanitario a Vox, tampoco a un PSOE renovado tras el sanchismo, dialogando con el independentismo aunque evitando que éste marque el rumbo y poniendo una clara barrera a Bildu con el que no hay nada que hablar.
El himno nacional con que se cerró el acto, sonó mucho más solemne que nunca y preludió la llegada de nuevos y buenos tiempos. Así sea.
Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho.
Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993.
Primer Embajador de España en Macedonia en 1995.
Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.