Opinión

Impaciencia revolucionaria de cierta izquierda

Están nerviosos. Ya tienen su nuevo “Prestige”, su nuevo “15 M”. La crisis ha sido un gran estímulo para sus ansias revolucionarias. Si Mariano Rajoy consigue enderezar la economía y cumplir alguna de sus promesas electorales, estos señores revolucionarios nuestros tendrán que pasar por los quirófanos cardiacos. No podrán resistir el disgusto.

Todo está muy bien calculado. Agitación, agitación y más agitación. Y si algún policía se pasa un poco de la raya, el regalo está servido: ya tendrán su mártir. Su añorado mártir.

No importa que en Portugal la crisis sea mayor que la nuestra y que nadie pretenda un cambio de régimen. Y que lo mismo suceda en Italia, en Francia, en Irlanda, etc. Ellos lo que quieren es aprovecharse de este momento de desánimo nacional para traer “su República”, digo que sea la “suya” porque nunca han pretendido que fuera la de todos.

Sorprendentes realidades

Dr. José Jaime Canós

El pasado jueves, 15 de junio, en Nules hubo un acto inusual, con ingredientes dignos de resaltar. Todo sucedió en la inauguración oficial de la calle dedicada a José-Jaime Canós, un médico nulense que ejerce en el Hospital de La Plana. Si noticia es algo que se sale de lo habitual, algo llamativo, en ese acto hubo varios aspectos dignos de destacar. Casi un millar de personas en la inauguración de una calle, hasta ahora llamada Rambleta, y ahora Doctor José Jaime Canós. Ya es una cifra considerable, pese al calor. Entre los asistentes, varios cientos de vecinos del municipio, amigos y familiares del Doctor Canós, pero también personas venidas de Madrid, Valencia y otras ciudades alejadas.

“Podemos”, contra Amancio Ortega

Podemos ha enfilado a Amancio Ortega, porque es el exponente del éxito de la iniciativa privada frente al estatalismo a ultranza que pretende el partido de Pablo Iglesias.

Podemos busca anular la vida social, cultural y empresarial, y convertir al Estado en único proveedor de servicios ciudadanos. En definitiva, adueñarse del tejido social, para domesticarlo, que sirva a sus intereses ideológicos y plataforma para un crecimiento en votos para su partido. Para esa estrategia, Amancio Ortega, el máximo accionista de Inditex, es un obstáculo, personifica lo que la formación podemita desea desterrar, alegando los derechos humanos y la dignidad humana.

Guerra educativa

Soy de los que piensan que sería muy deseable un gran acuerdo social y política sobre las leyes de educación. Es un área que, lejos de partidismos políticos, debería tener un marco estable, ajeno a los vaivenes, en beneficio de la propia educación, de los gastos de las familias, de los alumnos y de los profesores. El máximo exponente de no desear un acuerdo amplio es el actual Consell, con un Vicent Marzà que ha movilizado a toda la sociedad valenciana, por su empeño en imponer el valenciano, por su afán de reducir todo lo que pueda la enseñanza concertada, por no dialogar.

Londres, Qatar… y Banco Popular

Los últimos atentados de Londres, la ruptura de relaciones diplomáticas con Qatar y la venta por un euro del Banco Popular tienen en común la desinformación.

No son pocos los conocidos y amigos que estos días me preguntan por estas tres cuestiones, como si un periodista fuera un experto en todo, en cuestiones de terrorismo internacional, financiación del terrorismo y batacazos bancarios. Siento defraudarles, pero les reconozco que noto una falta considerable de información, por más que pueda tener algo más que un ciudadano que no se dedica al periodismo.

Una vez más, me he acordado de que la primera víctima en una guerra es la verdad. La información objetiva se vuelve a echar en falta, hasta de modo escandaloso, y se aviva la sensación de que la realidad no interesa darla a conocer, por parte de quienes tienen responsabilidades de gobierno y los grandes grupos bancarios y económicos. Se repite la historia, que ya sabemos, pero que duele cuando se ven las víctimas, que en el fondo somos todos.

La crisis del sentido común

En medio de las opiniones humanas, tan múltiples y dispares, el sentido común constituye la base fundamental en la visión de la realidad y en el entendimiento entre los hombres. Hay, en efecto, una facultad común, propia del entendimiento humano, que nos capacita para ver y juzgar ciertas realidades de la misma manera, a pesar de las discrepancias en muchísimas otras cosas; así como existe un instinto congénito en las tendencias y sentimientos, existe también un instinto natural en la percepción de la realidad y la verdad, y del que no podemos sustraernos sin caer en la insania mental. Es este instinto el que nos orienta con seguridad en la vida y el que nos proporciona criterios de racionalidad elemental en los juicios que hacemos sobre las cosas y las personas. Porque no todo en la vida es opinable y discutible: ciertas cosas de lo humano son tan claras, como la luz del sol, y tan comunes, como la propia naturaleza que nos iguala a todos.

Marzá en su laberinto

Vicent Marzà, el conseller de Educación, se ha metiendo en un laberinto descomunal. Lo peor no es que él se haya metido, sino que ha metido a todos los padres y alumnos de la Comunidad Valenciana en un polvorín, que aumenta conforme pasan los días. Y, desde luego, Marzà hace lo que hace porque su avalista, Mónica Oltra, está detrás de la política educativa que ejecuta el castellonense, generando protestas multitudinarias, inestabilidad profesional que denuncian los sindicatos, malestar en las familias que no saben a qué centro llevar a sus hijos por el polémico “decreto Marzà” de la enseñanza plurilingüe o por los conciertos.

De Nueva Canarias a Nuevo Teruel

Gracias a Pedro Quevedo, el único diputado de Nueva Canarias, tendremos presupuestos aprobados, al sumar 176 diputados. Pero los millones que ha arrancado para Canarias son objeto de comparación y críticas por otras zonas de España que se quejan de ser olvidadas por el Estado.

Las quejas me han llegado de mi tierra, de Teruel. Una provincia que tiene 135.000 habitantes, 3 diputados en el Congreso, que comprueba su continua despoblación y el olvido de inversiones que ayuden a sacar a flote una provincia tan extensa, tan olvidada, y que ahora ve que tal vez la solución es crear un partido que se llame Nuevo Teruel o Foro Teruel, poner un ejemplo, y quién sabe cuántos diputados sacaría de los 3 que le corresponden, pudiendo ser en algún caso decisivos para algunos presupuestos o decisiones.

Suponer que la comunidad autónoma de Aragón vela por los intereses de una provincia como Teruel es demasiado suponer. Aragón, en la práctica, es Zaragoza, una estupenda ciudad que acapara todo: el nuevo centralismo de las comunidades autónomas.

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