BIOGRAFIAS FALSAS

El escándalo de Noelia Núñez descubre un vicio frecuente en el mundo de la política: la falsificación de los currículums de políticos. No es extraño que así ocurra por la sencilla razón de que para ejercer tan codiciado oficio no es necesario poseer ningún título académico. No es necesario ser doctor, ni licenciado, ni siquiera bachiller.

Quizá para intentar evitar el caer en el pozo del analfabetismo es por lo que no pocos políticos engordan sus biografías académicas confundiendo el haberse matriculado en una carrera, con haberse licenciado en ella.

Personalmente solo puedo asegurarles que tres diputados sí que tienen los títulos que ostentan. Uno de ellos es el ministro de asuntos exteriores, José Manuel Albares, otro el ministro de cultura Ernest Urtasun y el tercero el diputado Agustín Santos, por la sencilla razón de que los tres son diplomáticos y para acceder a esta oposición es indispensable contar al menos con una licenciatura universitaria. Resulta llamativo que los tres figuren en partidos de izquierdas y dos de ellos nada menos que en Sumar.

Me sorprende que en un momento tan delicado de nuestra vida política como el actual, ningún otro colega diplomático haya optado por defender causas conservadoras como si lo hicieron en el pasado brillantes profesionales como Marcelino Oreja o Javier Rupérez.

El procedimiento de falsificación de títulos resulta sencillo: quien se matriculó en primer curso de una carrera universitaria que normalmente requiere superar cinco cursos en cinco años para ser completada suelen decir que "estudiaron" tal carrera cuando en realidad probablemente no llegaron a aprobar ni siquiera una de las cuatro o cinco asignaturas que incluye cada curso.

Quien tardó en descubrir su vocación y estuvo intentando avanzar en dos o tres terrenos, como parece ser el caso de Noelia Núñez, y también el de la Delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana Pilar Bernabé, supuesta licenciada en Filología hispánica y en Comunicación Audiovisual, cuando en realidad no era ni una cosa ni otra.

El portavoz del PSOE en el Congreso Patxi López, es de los que estudió ingeniería sin pasar del primer curso y la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, no se consideraba a gusto con su licenciatura en Ciencias Económicas y durante 40 años ostentó el título de Doctora en Economía. En fin, la lista se haría interminable, la vicepresidenta Yolanda Díaz confundía breves cursos de postgrado con masters, Pepiño Blanco nunca pasó de primero de Derecho, Oscar Puente obtuvo un falso título académico por una fundación no universitaria. Algo parecido a lo que hizo el matrimonio Sánchez Gómez.

No escaparon del escándalo ni Cristina Cifuentes, ni Pablo Casado, ni Juanma Moreno. Ni tampoco, por supuesto el número uno, el Señor Presidente, no solo por haber "fusilado" buena parte de su tesis doctoral, que -como dijo el entonces ministro de industria Miguel Sebastián- fue elaborada en su departamento, sino que también lucía un master cuando en realidad no poseía más que un triste título postgrado. 

De igual modo, presumía de haber sido jefe de gabinete de mi colega el embajador Carlos Westendorp cuando éste fue nombrado alto representante de la ONU en Bosnia Herzegovina en 1995. En realidad, Sánchez fue uno de los cientos de asistentes que Westendorp tuvo durante su Misión en Bosnia, como yo los tuve cuando años más tarde fui nombrado jefe de misión en Croacia y tuve en mi equipo a un millar de asistentes provenientes de medio centenar de países, uno de los cuales hubiera podido ser un Sánchez cualquiera.

En fin, no hay que inflar las biografías. No hay nada más digno que triunfar por nuestros propios méritos, al margen de los títulos que en ningún caso son garantía de profunda sabiduría.

  • Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho. 
    Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993. 
    Primer Embajador de España en Macedonia en 1995. 
    Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.