Hace algo más de medio siglo, cuando me encontraba al comienzo de mi carrera diplomática, recuerdo una conversación que mantuve con un buen amigo secretario de la Embajada de Estados Unidos en Madrid.
Me decía aquel compañero, con una mezcla de alborozo y de pesar que en aquellas fechas del año -nos encontrábamos a comienzos de abril- empezaba a trabajar para sí mismo y para su familia ya que hasta entonces, es decir durante los tres primeros meses del año, había trabajado para el gobierno al que entregaba su sueldo en forma de impuestos.
Aquella confesión me pareció escandalosa. Hay que recordar que nos encontrábamos en los últimos años del franquismo y que -es bien sabido- durante los 40 años que mandó en España el General, los pantanos, las carreteras, las Fuerzas Armadas, los políticos parecían construirse y mantenerse por arte de magia ya que pagar impuestos era un ejercicio que no se estilaba, o se nos cargaba de forma tan liviana que apenas representaba nada en el presupuesto de los españoles de aquellos tiempos. Nada que ver con la pesadilla que se cierne sobre los españoles de hoy que rebasa arrolladoramente a los americanos de entonces.
Recordemos que solo en los siete años de gobierno sanchista se han creado o se han retocado al alza hasta 90 impuestos diferentes y que sumando los IRPF, IVA, IBI y un largo etc..., el español de hoy trabaja para el gobierno cada año hasta el 18 de agosto. Es decir que le quedan cuatro meses y medio para hacer caja y enfrentar los gastos de vivienda, alimentos, vestidos, colegios etc… por lo que ustedes comprenderán que una amplia parte de la población no va a poder permitirse muchas alegrías en la mayor parte de esos capítulos.
No está muy claro que se pretende celebrar en el curso de este año 2025, cuando se cumplen 50 años de la muerte de Franco. Es evidente que lo que busca el gobierno no es precisamente homenajear al General, sino más bien todo lo contrario, desprestigiarlo, insultar aquel régimen y con ello reforzar al actual gobierno cada vez que sus principios se desmoronen como un castillo de naipes.
Seguramente Franco no estuvo nunca tan presente en la vida de los españoles como lo está siendo desde que murió y particularmente desde que accedió al poder el gobierno actual.
Es muy posible que, de seguir la estrategia del sanchismo se consiga un resultado contrario al buscado ya que cada crítica, cada burla, cada ataque a la política del General tiene como resultado resucitar los aspectos positivos de aquel régimen que sin duda los tuvo aunque les voy a evitar la molestia de evocarlos ahora.
De forma que, por cada noticia que aparece en los medios sobre la liberación provisional de Cerdán, o sobre la fontanera Leire Díaz, sobre las posibles condenas que recaerán sobre Ábalos o Koldo -ambos rondando los 20 años de prisión y multas millonarias- o los juicios contra la esposa, el hermano o el Fiscal General, se echa mano de Franco intentando encubrir la fragilidades del sistema.
Es inútil. Vamos a tener sin duda un empacho de Franco durante este año, pero la dura realidad del día a día es muy fuerte y no va a poder ser tapada. El régimen de Franco no fue democrático, fue una Dictadura pero que no buscó perpetuarse sino que facilitó la restauración monárquica y logro una recuperación económica que facilitó el acceso a la OTAN y a la Unión Europea en plazos razonablemente cortos.
Confiemos que del sanchismo podamos salir indemnes en plazos aún más breves.
Jorge Fuentes Monzonís-Vilallonga es Master en Ciencias Políticas y Económicas y Derecho.
Diploma de Altos Estudios Internacionales. Embajador de España en Bulgaria en 1993.
Primer Embajador de España en Macedonia en 1995.
Embajador de España en Bruselas WEU en 1997, entre otros cargos.
