Respetar a VOX y sus votantes
Tras las elecciones del 13-F en Castilla y León, se ha incrementado la estrategia de demonizar a Vox. Los calificativos se quedan cortos: desde los más suaves como “ultraderecha”, “radical”, “populista”, a los más tremendos como “anticonstitucionalista”o “peligro para la democracia”.
Incluso estamos asistiendo a una oferta insólita de Pedro Sánchez: tan grave ve la hipótesis de que el PP pacte con Vox en Castilla y León que ofrece abstenerse el PSOE, a cambio de que rompa el PP en toda España con el partido de Santiago Abascal.
Sencillamente, me parece esperpéntica la oferta de Pedro Sánchez, que pacta sin reparos con Bildu –y por quinta vez le apoya para que sigan los homenajes a etarras– o con partidos que han protagonizado escenas multitudinarias de violencia física como ERC.
Isabel Díaz Ayuso ve la trampa con más claridad que otros, y lo ha dicho: lo que no haría es pactar con quienes pactan con Bildu, sin cerrarse a otros pactos.