Señera de dos barras del Tratat d'Almirra, los blaveros y Sentandreu (III)
El deporte progresista del desprecio al blavero
En San Juan de Alicante, cuando yo tenía el pelo negro en 1985, un engreído director de oficina bancaria que se dedicaba al arte de Luís Candelas, me dijo: 'Yo puedo perder mi prestigio si me ven con usted por la calle”. Nos dirigíamos a la exposición sobre la Real Señera organizada por mis alumnos. El hombre conocía las reglas del juego: él podía robar y repartir migajas en subvenciones a catalanistas, siendo respetado; ahora bien, si cedía una sala de la entidad a un blavero ¡puf, la que se podía armar! De hecho, salimos en El Temps de Eliseu Climent y lograron que la exposición no se celebrara en varios pueblos de la provincia de Alicante (Hubo una periodista independiente, Mercedes Pérez Ruzafa, que arriesgó su carrera al publicar en Información planas enteras sobre esta exposición. Siempre la recordaré agradecido).

El mayor pecado de nuestro siglo es haber perdido el sentido del pecado”. La famosa frase del Papa Pío XII es un profundo diagnóstico de la situación moral de nuestra época que nos explica, desde su misma raíz, la actitud de innumerables hombres hacia la religión y hacia la ética. En este tema, lo que distingue a nuestra época de cualquier otra es una actitud mental. El pecado y la fragilidad moral es inseparable de la condición humana, pero antes se tenía conciencia de culpabilidad, y ahora se ha perdido esa conciencia. Tal situación, mírese desde donde se la mire, reviste una inmensa gravedad, porque no se trata de un simple cambio cultural o social, sino de la misma conciencia del hombre, de su ser más íntimo y personal. Muchos valores de la ética, sobre todo los que regulan la dimensión íntima, han desaparecido del universo moral de nuestros contemporáneos.
Todas las instituciones civiles y diocesanas se están volcando en Valencia para recibir a los 629 inmigrantes del barco “Aquarius”.
Un dato espeluznante y cruel: hay un bloqueo inexplicable en la tramitación de las solicitudes de dependencia en la Comunidad Valenciana que no ha trascendido a la opinión pública hasta ahora. El dato es que están paralizadas miles de solicitudes de dependencia, las que se presentaron entre abril y finales de 2017, sin que se haya hecho nada. Tal como lo leen: miles de solicitudes olvidadas, y no se sabe el motivo.