La inquietud del alma humana
Por nuestra propia condición, los seres humanos estamos siempre interiormente inquietos, sin poder gozar de la paz que deseamos, salvo en algunos escasísimos momentos; somos los únicos seres de la naturaleza que nacemos llorando, corno si nuestro destino fuese el sufrimiento y entráramos en un mundo que no es el nuestro. Pero ello es una manifestación palpable de que no somos animales muy evolucionados, como dicen los materialistas, sino espíritu encarnado, porque a diferencia de los animales, la inquietud, el sufrimiento interior, el desasosiego, es una de las características que definen la condición humana: así nacemos, así vivimos y así moriremos.