La buena vecindad
A un país, cualquier país, le conviene tener en el mundo tantos amigos como le sea posible, algunos aliados y ningún enemigo. Aplicada a España tal máxima, procuramos tener los amigos en Iberoamérica y el Mediterráneo, los socios y aliados en Europa y Norteamérica y las relaciones correctas en el esto del mundo.
Si preguntáramos en las calles de España cuáles son nuestros países vecinos, la respuesta más frecuente sería citar tan solo a dos: Francia y Portugal. Olvidarían mencionar a otros tres, dos e ellos los más conflictivos, Reino Unido en su colonia gibraltareña y Marruecos, lindando con Ceuta y Melilla.
El quinto vecino, Andorra, es ese hermoso microestado, al que tantas escapadas hacíamos para “estraperlear” en los tiempos en que sus precios eran sumamente competitivos. Por cierto, Andorra, miembro pleno de la ONU, pone los dientes largos a Cataluña al ser el único país que puede expresarse en catalán en la organización internacional.