Historia

Exaltacio del Peno front a la Real Senyera

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Si totes les veus i documents convergixen en que el Peno de la Conquesta es fals, com publicarem en LP, 9/10/08-9/10/09 (segurament l’orige mes llogic sería el que manifesta Garcia Moya: Que fora un trofeu dels guerrers de l’Unio en el sigle XIV, quan ya Pere II utilisa a sovint les banderes i penons en quatre barres), ¿per que i quan conseguix protagonisme el Peno en determinats sectors del poble valencià, dasta el punt de no importar-los fer el major del ridiculs demanant el seu reconeiximent oficial?

¡Ay, Mallorca, Mallorca!

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Os llaman “Les Illes”, a palo seco, como si fuerais miserables ínsulas de hierbajos e iguanas, y dad gracias de que no os rebautizan con nombres como Islas Tortugas o el de aquella “Isla de mal de vientre” que citaba Haedo en 1612 (Topographia de Argel, f. 89); y lo de tortugas podría ser, por la abúndancia que teníais. En 1491, por orden real se remitían a Valencia más de cien ejemplares, aunque también es cierto que muchas perdices que pueblan Mallorca son de origen valenciano: “El 11 de marzo de 1315 ordenó el rey que se trajesen de Valencia muchas perdices y se las soltara en el campo de Valldemosa y Sóller, prohibiendo con severas penas que fueran cazadas o maltratadas.” Pero nuestras tierras no se llaman Islas Tortugas ni País de las Perdices, sino Reinos de Valencia y Mallorca.

La Declaracio Valencianista de 1918

El 9 d’Octubre i la Declaracio Valencianista de 1918

El 9 d’Octubre es la festa dels valencians. Es el dia en que commemorem el naiximent del regne cristia de Valencia. Un regne independent de qualsevol atre; aixina el va crear Jaume I, dotant-lo dels instruments necessaris per a l’autogovern, descollant el que fon la nostra Carta Magna: els Furs.

Pero sent com es un dia en el qual manifestem l’orgull de poble, de ser i sentir-nos valencians, no podem ni deben deixar al marge de lo festiu lo reivindicatiu.

Enguany celebrem el 100 aniversari de la Declaracio Valencianista. En 1918 un grup de intelectuals valencians de diverses ideologies, en un gran eixercici d’amor a la seua terra i a la seua gent, aparcaren les seues diferencies pel be comu: enaltir l’identitat valenciana i fer valdre els drets que com a poble se nos havien arrebatat.

"La Traca" y el asesinato de Andrés Ivars

1Todo sigue igual bajo la óptica sesgada del progresismo parásito y acomodaticio: en el 36 sólo existía un territorio idílico y civilizado: el republicano. No fue así de simple. La manifiesta relación entre el semanario La Traca y los terribles acontecimientos del año 1936 en territorio valenciano, crimenes y torturas espeluznantes,  motivan que los dos artículos, publicados hace más de una década en el Diario de Valencia, se reproduzcan juntos en 2015.

 

La tragicómica La Traca

(Diario de Valencia, 16 de marzo de 2003)

Señera de dos barras del Tratat d'Almirra, los blaveros y Sentandreu (y V)

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Y volvemos a la Real Señera coronada sobre azul y su primera imagen pintada

Como decía, en la década de los 80 visité archivos y bibliotecas por España, Francia, Italia y Portugal, donde tenían documentación sobre la enseña. La del pergamino de París era la que me provocó más emoción. Inédita, nadie había dicho una palabra sobre ella y, aún menos, reproducido para que el pueblo comprobara que el fondo azul de la corona no era un añadido de algún funcionario madrileño de la administración decimonónica o —como divulgaban los progres del 1970—, un símbolo falangista. Igual que sucedió con la leyenda castellana de la barras, la imagen de esta Real Señera la han reproducido sin citar quien la descubrió; y, la verdad, no tiene ninguna gracia que uno se subvencione de su bolsillo viajes, hoteles y demás gastos para que otro, en su casa, se apropie de lo ajeno. Mi intenció era que nosotros, los valencianos, tuviéramos argumentos científicos, y no folclóricos, para desmentir la aplastante producción de libros, revistas y panfletos donde se repite lo adoctrinado por Joan Fuster y Pere Mª Orts sobre la señera.

No es casual que este testimonio se custodie en París. Si estuviera en España quizá el azul habría mutado, milagrosamente, en negro. La joya se conservaba en el santuario humanístico de la Bibliothèque Royale que, en 1368, ordenó instalar Charles V en una torre del Louvre. A esta colección áulica, que más tarde generaría la actual Biblioteca Nacional de París, vino a parar el pergamino que contiene la primera representación de nuestra Senyera Real coronada sobre azul. Especialistas como el italiano Almagia, el francés Destombes o el español Rey Pastor apuntaron fechas entre el 1400 y 1410, pero todo sugiere que sería del 1380 o 90, al ostentar aún las dos barras de la primitiva señal real. El manuscrito contiene topónimos valencianos e informa de las banderas de Portugal, Castilla y León, Inglaterra, Imperio Germánico y Reino de Valencia. No eran enseñas municipales, como dicen los anexionistas. Precisamente las dos últimas, la alemana y la valenciana, han resistido mejor en su cromatismo el paso de los siglos.

Señera de dos barras del Tratat d'Almirra, los blaveros y Sentandreu (IV)

La curiosidad me impulsó a viajar en busca de documentación sobre la señera que, según Fuster y Pere Mª Orts, habría sufrido el incremento del azul por parte de ignorantes ediles en tiempos modernos. Lo hallado fue sorprendente. Procedentes de colecciones reales y de la nobleza europea se conservaban imágenes de las antiguas señeras valencianas. En el mundo del lepisma saccharina, entre incunables y manuscritos, me percaté de otros engaños de los expansionistas, como la historia catalana de la barras de sangre de Wifredo el Velloso. El cuento era repetido por anexionistas que lavaban el cerebro a los niños valencianos. Casualmente, analizando un incunable descubrí que era copia de una leyenda castellana referida a la toma de Córdoba, en 1236.

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