Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?
1.- Se celebraba el tradicional desfile militar en el madrileño Paseo de la Castellana, con motivo de la Fiesta de la Hispanidad. Varios países amigos de España, con sus respectivas banderas, nos acompañaban en la familiar fiesta de los pueblos hispanos. Al pasar la bandera de los Estados Unidos, un joven político, líder de la oposición, transgredió las más elementales normas de la cortesía y de la educación, permaneciendo sentado. Era un primer mensaje a su más fiel aliado, la progresía. Nada importaba que por aquella bandera hubieran muerto en todas las partes del mundo miles y miles de jóvenes soldados norteamericanos en defensa de la libertad. Ni siquiera prevaleció el criterio de que aquellos soldados que desfilaban ante la tribuna, sencillamente eran nuestros invitados, los invitados del pueblo español. Años después, otro joven candidato a la presidencia de los Estados Unidos, en su gira electoral europea, elude visitar España. La opinión pública de aquella gran nación no vería con agrado la visita a quien menospreció en su día tan gloriosa enseña.